Qué bonito, la mujer descalza bailando libre. Me encantó ver que una bailaora también pudiera bailar sin zapatos. Aquí transcribo el reportaje del periódico: En la suntuosa elegancia de Maxim’s en París, una joven gitana de los barrios pobres de Barcelona hacía girar velozmente su falda y ondular sus encantadoras manos en una danza frenética.Sigue leyendo «Bailando descalza ante los más ricos parisinos»